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domingo, 7 de octubre de 2007

El duelo de la semana finalmente se lo llevó River

Con goles de Radamel Falcao y Ariel Ortega, River Plate venció 2-0 a Boca Juniors en el gran clásico del Apertura argentino.



Radamel Falcao y Ariel Ortega, la figura de la cancha, de penal, anotaron en la victoria riverplatense, ante un Monumental colmado por más de 50 mil personas.

Un gran partido de Ortega permitió que el equipo de Daniel Passarella marcara el compás pero en derredor de la gran figura hubo una formación sin puntos débiles con Nicolás Sánchez muy firme en el fondo, Oscar Ahumada patrón en la mitad de la cancha, Fernando Belluschi con apariciones de gran jerarquía y los demás cumpliendo su cometido para una victoria que no dejó lugar a dudas.

Boca nunca se encontró en la cancha, no tuvo estructura colectiva ni respuestas individuales por lo que quedó expuesto a una goleada, tanto más cuanto que jugó todo el segundo tiempo con diez jugadores por expulsión de Ever Banega.

Desde el comienzo se notó una agresividad bien entendida en River para imponer presión en la mitad de la cancha, en tanto la idea de Boca pareció querer hacer más lento el juego y la consecuencia directa fue que el equipo local ganó la pelota y comenzó a jugar en campo rival.

El partido se abrió a los 23 minutos cuando Belluschi, muy descuidado por la defensa, metió un cabezazo devuelto por el travesaño.

El gol llegó en la jugada siguiente, iniciada por Augusto Fernández con una habilitación para Belluschi, que devolvió de cabeza al medio y Falcao, a la carera, metió un estupendo zurdazo que se clavó arriba en el ángulo derecho de Caranta.

Desde entonces River fue protagonista hasta el final del primer tiempo, con Ortega imparable, juntándose con Buonanotte y Belluschi, mientras Boca no apareció en la cancha, cada vez más contenido por los nervios.

A los 32 Paletta cometió un torpe penal contra Buonanotte y la ejecución de Ortega fue rechazada por Caranta, pero adelantándose, por lo cual el árbitro Héctor Baldassi, de buena tarea, determinó que lo pateara nuevamente y ahí si, fue el segundo festejo para el local.

Con el segundo gol, Boca quedó definitivamente expuesto, descontrolado y, además, se quedó sobre la hora con diez por la expulsión de Banega por doble amonestación, tras un fuerte cruce a Ferrari.

La segunda parte podría decirse que sobró, porque River, dueño absoluto de la situación, se limitó a esperar sin acelerar nunca, mientras que Boca se debatió en su impotencia. Con Battaglia en la cancha para darle algún tipo de solidez al medio juego en lugar del ausente Gracián, con Cardozo por la derecha y Ledesma sobre la izquierda, Boca no encontró el camino que condujera a Carrizo, más allá de los solitarios e insuficientes esfuerzos de Rodrigo Palacio, ya que Palermo estuvo totalmente absorbido por la defensa local.




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